Publicado por
Bixo y Susi
on martes, 18 de mayo de 2010
A mediados del siglo XV, en Europa se efectuó la primera fundición de tipos móviles de metal. En cuanto a los detalles, el invento difiere considerablemente de otros anteriores del Extremo Oriente:
Los impresores orientales utilizaban tintas solubles en agua, los occidentales emplearon tintas diluidas en aceites.
En Oriente, las impresiones se conseguían oprimiendo el papel con un trozo de madera contra el bloque entintado.
Los impresores occidentales utilizaban prensas mecánicas de madera cuyo diseño recordaba el de las prensas de vino.
Los impresores orientales que utilizaron tipos móviles los mantenían unidos con barro o con varillas.
Los impresores occidentales desarrollaron una técnica de fundición de tipos de tal precisión que se mantenían unidos por simple presión aplicada a los extremos del soporte de la página.
Con este sistema, cualquier letra que sobresaliera sobre las demás, podía hacer que las letras de su alrededor quedaran sin imprimir. La invención de un método que permitiera fundir letras con dimensiones precisas representa el mayor avance del invento occidental.
Impresos Ilustrados
Con la llegada de la imprenta en la época del renacimiento, los artistas comenzaron a grabar sus obras en madera o metal, posibilitando su reproducción con la imprenta. Entre los artistas famosos del renacimiento que produjeron ilustraciones para libros se hallan el italiano Andrea Mantegna y los alemanes Alberto Durero (Albert Dürer) y Hans Holbein el Joven cuyos trabajos contribuyeron de manera notable en el desarrollo del arte renacentista.
En México, José Guadalupe Posada fué uno de los primeros grabadores importantes del Nuevo Mundo.
Las Primeras Aplicaciones
Los impresores del norte de Europa fabricaban sobre todo libros religiosos, como biblias, salterios y misales. Los impresores italianos, en cambio, componían sobre todo libros profanos, por ejemplo, los autores clásicos griegos y romanos redescubiertos recientemente o las obras científicas de los eruditos renacentistas.
Una de las primeras aplicaciones importantes de la imprenta fue la publicación de panfletos: en las luchas religiosas y políticas de los siglos XVI y XVII, los panfletos circularon de manera profusa. La producción de estos materiales ocupaba en gran medida a los impresores de la época.
Los panfletos tuvieron también una gran difusión en las colonias españolas de América en la segunda mitad del siglo XVIII.
Prensas de Imprimir
La máquina que se utiliza para transferir la tinta desde la plancha de impresión a la página impresa se denomina prensa. Las primeras prensas de imprimir, como las del siglo XVI e incluso anteriores, eran de tornillo, pensadas para transmitir una cierta presión al elemento impresor o molde, que se colocaba hacia arriba sobre una superficie plana. El papel, por lo general humedecido, se presionaba contra los tipos con ayuda de la superficie móvil o platina. Las partes superiores de la imprenta frecuentemente iban sujetas al techo y una vez que el molde se había entintado, la platina se iba atornillando hacia abajo contra el mismo. La prensa iba equipada con raíles que permitían expulsar el molde, volviendo a su posición original, de modo que no fuera necesario levantar mucho la platina. Sin embargo, la operación resultaba lenta y trabajosa; estas prensas sólo producían unas 250 impresiones a la hora, y sólo imprimían una cara cada vez.
En el siglo XVII se añadieron muelles a la prensa para ayudar a levantar rápidamente la platina. Hacia 1800 hicieron su aparición las prensas de hierro, y por aquellas mismas fechas se sustituyeron los tornillos por palancas para hacer descender la platina. Las palancas eran bastante complicadas; primero tenían que hacer bajar la platina lo máximo posible, y al final tenían que conseguir el contacto aplicando una presión considerable. Aunque las mejores prensas manuales de la época sólo producían unas 300 impresiones a la hora, las prensas de hierro permitían utilizar moldes mucho más grandes que los de madera, por lo que de cada impresión se podía obtener un número mucho mayor de páginas. La impresión de libros utilizaba cuatro, ocho, dieciséis y más páginas por pliego.
Durante el siglo XIX, las mejoras incluyeron el desarrollo de la prensa accionada por vapor; la prensa de cilindro, que utiliza un rodillo giratorio para prensar el papel contra una superficie plana; la rotativa, en la que tanto el papel como la plancha curva de impresión van montados sobre rodillos y la prensa de doble impresión, que imprime simultáneamente por ambas caras del papel. Los periódicos diarios de gran tirada exigen utilizar varias de estas prensas tirando al mismo tiempo el mismo producto. En 1863 el inventor norteamericano William A. Bullock patentó la primera prensa de periódicos alimentada por bobina, capaz de imprimir los periódicos en rollos en vez de hojas sueltas. En 1871 el impresor Richard March Hoe perfeccionó la prensa de papel continuo; su equipo producía 18.000 periódicos a la hora.
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